A propósito del Día Internacional de la Mujer, me permito compartir algunas experiencias y observaciones sobre la situación que he vivido, tomando en cuenta que cuando nací, en el año 1951, la mujer en México no tenía el derecho al voto ni se consideraba ciudadana.

Lo que se ha logrado a lo largo de estas siete décadas, ha sido posible, básicamente por los cambios que ha experimentado la mujer, que decidió no depender de otros, estudiar, trabajar, tener o no tener hijos, etc. No debe considerarse esto como un enfrentamiento entre los sexos. La lucha de las mujeres siempre debe estar acompañada de un convencimiento real del hombre y en mi experiencia solo gracias a eso pude transitar este camino con menos dificultades.

Tuve un padre que me apoyó en todas las decisiones que tomé, la principal estudiar Medicina. De un grupo de aproximadamente 60, con solo 15 mujeres en la preparatoria solamente yo pude ingresa a la Escuela de Medicina en 1969 y la cantidad de mujeres era menor a un 20% de todos los que iniciamos. Hubo muchas deserciones, muchas dificultades para que nos tomaran en serio. La frase habitual era:  estudian mientras se casan o para encontrar marido, hasta algunos profesores ignoraban nuestras dudas y sonriendo decían no te preocupes, tú te vas a casar antes de llegar a ser médico. La mayoría de los compañeros, también nos menospreciaban aduciendo que, por ser mujer, te «regalaban» la calificación.

Finalmente, algunas logramos concluir los estudios, y de ellas, solo un pequeño grupo terminamos una especialidad. Hubo en ese lapso algunos maestros con una actitud diferente como el primer Gastroenterólogo Clínico que llegó a esta ciudad, el Dr. Octavio Orozco García, quien dentro de sus cualidades tuvo la de apoyar a muchos estudiantes y médicos especialmente, aunque no únicamente, a las mujeres, razón por la cual me incliné por esta especialidad.

Dra. Lazcano Dr. Barrera

Dra. Lazcano y Dr. Barrera

La primera gastroenteróloga clínica que llegó al Hospital de Especialidades, entonces Hospital Ayala, fue la Dra. Graciela Lazcano Michel procedente del Centro Médico Nacional, y durante muchos años, la única. La especialidad en nuestro Hospital inició en 1976 y aunque hubo residentes mujeres que egresaron desde el primer año, tuve la suerte de ser la segunda médico de base ya en el Hospital de Especialidades del Centro Médico de Occidente.

 Por razones diversas, fui también la primera que se dedicó a la Endoscopía, en la cual me inicié dentro de la residencia, con todas las limitaciones tecnológicas de esa época. Después gracias al apoyo de otro compañero y amigo, que por cierto, fue quien inició la Endoscopía terapéutica en nuestro Hospital y en nuestro Estado, el Dr. Hugo Barrera Torres, seguí preparándome.

Trabajé inicialmente en el área clínica y posteriormente recibí el nombramiento como Endoscopista en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional de Occidente. Los últimos 8 años me desempeñé como jefe de Departamento Clínico hasta mi jubilación en el 2011 con 35 años de antigüedad.

Durante este tiempo, poco a poco, se fue evidenciándose el cambio y un número mayor de mujeres ingresaron a realizar la especialidad y a laborar en el servicio.  Tuve la fortuna de coincidir ya en esa etapa, con otras jefes de Servicio como: la Dra. Margarita Dehesa Violante del Centro Médico Nacional siglo XXI, la Dra. Angélica Hernández del INCAM, la Dra. Alma Rosa Zárate Negrete del Hospital de Especialidades de León Guanajuato, Dra. Mayra Ramos del Hospital 20 de noviembre del ISSTE, Dra. Clara Luz Martínez García en el Hospital Gabriel Mancera, la Dra. Elsa Vázquez del Hospital de Especialidades de Monterrey, Nuevo León entre otras.

La mayor preparación de la mujer, su mayor responsabilidad en el trabajo y en la sociedad,  ha contribuido a ganar más espacios y esto así seguirá. En la medida en que se vea esta lucha como una lucha de dos: hombre y mujer, más triunfos se obtendrán y en menor tiempo.

 

Dra. Xóchitl Rodríguez Lomelí